Así que, en lugar de avanzar con los pedidos, me dediqué de lleno a recuperar mi sitio. Pasé horas y horas frente a la computadora y, ¡finalmente lo logré! Tuve que rehacerla desde cero, pero lo tomo como una valiosa práctica para la próxima vez (aunque espero de corazón que no haya una «próxima»).
Esta experiencia, a pesar de todo, me sirvió muchísimo. Me puse al día con las últimas actualizaciones y aproveché para renovar por completo la imagen de la web, que ya necesitaba un cambio. Por supuesto, actualicé todo el catálogo con los nuevos productos y creé una página que, creo, representa mucho mejor la esencia de Pi por T. Aún le faltan algunos detalles, que iré puliendo con el tiempo (¡ese tiempo que ahora necesito disponible para el taller!).